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Se ha hecho viral en redes sociales una foto que muestra una placa de Petri repleta de microorganismos, de los cuales destacan hongos filamentosos en su mayoría. La autora del experimento y de la foto que ha sido compartida más de 500.000 veces en Facebook, refiere haber aislado estos ‘microbios’ de un secador de manos de un baño público al que ingresó.

En días pasados, me habían comentado acerca de la foto y mi respuesta inmediata fue recordar lo que uno puede obtener en una caja de Petri después de bajarse del transporte público y plasmar la huella sobre un medio de cultivo. Pensé que nada en el mundo sería más asqueroso en términos de diversidad microbiana que un celular o un par de manos que se sujetaron de los tubos de un bus.

Nichole Ward es la persona que compartió la foto del experimento que su profesor de Microbiología asignó como tarea y bajo la instrucción de abrir una caja de Petri durante 3 minutos en cualquier ubicación que el estudiante escogiera. La foto la acompañó con el siguiente texto:

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Ok, muchachos… ¿listos para que sus cabezas exploten? Esto aquí, es lo que creció en una caja de Petri luego de algunos días. Dejé la placa abierta junto a un secador de manos de un baño público durante 3 minutos. Sí, 3 solamente. NUNCA seques tus manos en esas cosas nuevamente. Aquí hay gran cantidad de cepas de posibles hongos patógenos y bacterias que están girando alrededor de tus manos, y tú piensas que sales del baño con las manos limpias. De nada. Esta publicación es simplemente para advertir, no para generar miedo”.

Luego de este texto sólo puedo creer que lo que generó fue miedo, efectivamente. Y basta con leer los comentarios sobre usuarios aterrorizados que no pueden creer cómo un artefacto que se supone que funciona en colaboración con el agua y el jabón para limpiar las manos, pueda generar el efecto contrario.

Pues bien, sabemos que los microorganismos abundan en espacios no estériles (y es normal). De hecho, organismos como los hongos son capaces de distribuir fácilmente sus esporas o conidios gracias a las corrientes de aire, eso lo sabemos hace mucho tiempo y no constituye un nuevo hallazgo.

Fue tanto el revuelo que causó la imagen, que el New York Times publicó una columna al respecto, en la que se pone en contacto con el fabricante de secadores de manos que usó Nichole. Dyson, la empresa detrás del secador, se mostró ‘sorprendida’ por los resultados y cuestiona la metodología utilizada por la estudiante, e incluso fueron más allá:

Todos los secadores de manos de Dyer vienen equipados con filtros HEPA que capturan partículas del aire tan pequeñas como bacterias antes de que este abandone el secador. Los secadores Dyer son probados en investigaciones universitarias y son confiados por hospitales, fabricantes de alimentos y negocios alrededor del mundo”.

Con esto, la empresa aclara que sus productos son higiénicamente testeados y se desmarca de cualquier acusación. De otro lado, existen algunos estudios que debaten el hecho en controversia, buscando darle una explicación quizás, a lo encontrado por Ward en su pequeño experimento.

El más reciente, es uno publicado en el Journal of Hospital Infection, en el cual se evaluó si era mejor secarse las manos con papel desechable o con secador de manos. Para esto, se llevó a cabo un estudio piloto a nivel hospitalario, comparando dos baños a los cuales acudían pacientes, trabajadores y visitantes del sexo masculino. Ninguno de los baños tenía ventanas o aire acondicionado y fueron limpiados 3 veces al día, justo después de la recolección de muestras que duró 3 meses. Los resultados arrojaron que eran menores las cargas microbianas en el baño que contaba con papel desechable, en comparación con el que tenía a disposición de los usuarios el secador de manos (1.6 mayor carga microbiana). Sin embargo, los investigadores concluyen que se necesitan más estudios que avalen sus resultados y provea una visión más robusta del fenómeno.

Otros estudios parecen estar en consonancia con el anterior. Un Review realizado por la Clínica Mayo, sugiere que la mayoría de estudios han encontrado que las toallas de papel pueden secar las manos eficientemente, remover bacterias efectivamente, y causar menor contaminación del entorno. Concluyen que desde el punto de vista higiénico, las toallas de papel son superiores a los secadores de manos y por esta razón deberían ser utilizadas, sobre todo, en lugares donde la higiene es crítica, como en hospitales, así su costo sea mayor.

 

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Finalmente, otro estudio del European Journal of Public Health, encontró que los secadores de aire a presión producen una dispersión vertical de virus 60 veces mayor que un secador caliente de manos y sobre 1300 veces más que las toallas de papel desechables. Por otro lado, la dispersión horizontal del secador de aire a presión resultó 20 veces mayor que el de aire caliente y 190 veces mayor que las toallas desechables.

Pese a que la preocupación de la estudiante tiene el apoyo de la mayoría de estudios hasta ahora publicados, no deja de ser un hecho que no sorprende demasiado, en tanto que debemos aceptar que convivimos con seres microscópicos. Ahora, al profesor de Microbiología le faltó ir más allá, y buscar caracterizar algunas cepas crecidas en la caja de Petri, con el fin último de identificar posibles patógenos, que finalmente son los que hacen la diferencia en términos de salud pública.

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