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Alguna vez al ver la Luna, ¿han notado que siempre se ven las mismas características? Se pueden ver los cráteres y los parches que tienen diferentes tonos, usando binoculares potentes o un telescopio, se pueden observar incluso más detalles. Pero, sin importar cómo se mire, la Luna siempre nos va a mostrar los mismos rasgos, siempre estaremos viendo el mismo paisaje.

Con frecuencia, se usa la frase “el lado oscuro de la Luna” para describir algo misterioso y desconocido. Este lado, que es el que nunca vemos, es el más alejado de la Tierra y da la cara a la fría extensión del espacio oscuro. ¿Qué podría haber en este lado de la Luna? ¿Cómo son las condiciones allí?

La Luna y sus orígenes.

El lado visible de nuestro satélite es muy diferente del que no podemos ver desde la Tierra y muy poco se sabía de este último. Sin embargo, una teoría química reciente puede haber dado con la respuesta al interrogante.

Como sabemos, la mayoría de los planetas del Sistema Solar tienen satélites. Por ejemplo, Marte tiene dos lunas, llamadas Júpiter 79 y Neptuno 14. Algunas lunas pueden ser heladas, otras rocosas, otras son geológicamente activas, pero también las hay con poca o nula actividad. Pero, ¿cómo llegaron hasta ahí? ¿Todos se formaron de la misma manera? ¿Qué nos podrían contar sobre los orígenes de nuestro vecindario cósmico?

Aunque no estamos seguros de cómo se formó nuestro satélite, hay una teoría ampliamente aceptada, que indica que un cuerpo del tamaño de Marte (Theia), colisionó con la proto-Tierra; así, nuestro planeta terminó siendo el «hijo mayor» de esta colisión, reteniendo el suficiente calor para volverse tectónicamente activo. Por otra parte, la Luna, más pequeña, muy posiblemente se enfrió más rápido y quedó congelada geológicamente. Sin embargo, desde las misiones Apolo, se conoce de cierta actividad que hay en la Luna que podría chocar con la afirmación anterior. ¿Qué pasa entonces?

Valles y fisuras de la luna (topografía visible) (Octubre 1 de 2014)

Actividad geológica en la Luna.

Una investigación reciente publicada en «Nature Geoscience» indica que esto se debe a que los elementos radiactivos se distribuyeron de forma especial después de que la colisión que dio lugar a la formación de la Luna. En el momento de la colisión se mezclaron componentes del cuerpo celeste (Theia) y la proto-Tierra, que se separaron unos pocos millones de años después. Gracias a esta colisión se formó el sistema Tierra-Luna; como sabemos, la Tierra posee la capacidad de retener las sustancias volátiles como el agua o los gases de la atmósfera, así como retener suficiente calor interno para mantener actividad volcánica y tectónica. Y aunque por mucho tiempo se pensó que la Luna había quedado congelada geológicamente, décadas de observaciones han demostrado que la historia lunar fue más dinámica de lo pensado, con actividad volcánica y magnética que ocurrió hace tan solo 1.000 millones de años.

Además de contribuir a la formación del sistema Tierra-Luna, esta colisión también hizo que las caras, visible y oculta de la Luna sean muy diferentes. A simple vista, en el lado cercano a la Tierra, se pueden observar manchas oscuras y claras. Los primeros astrónomos llamaron a estas regiones oscuras «maria», que en latín quiere decir «mares»,  pensando que se trataba de grandes masas de agua. Luego, y gracias al uso de telescopios, los científicos descubrieron que no eran realmente mares sino cráteres. En ese entonces también se pensaba que el lado oculto era igual, pero no es así.

Sondas espaciales lanzadas por la URSS a finales de la década de 1950 y comienzos de 1960, enviaron imágenes del lado oscuro de la Luna, las cuales evidenciaron que sólo el 1% de esta cara estaba cubierto de «marias», en comparación con el 31% de la cara cercana a la Tierra.

¿Qué puede estar ocultando?

Gracias a las misiones Apolo de la NASA que tuvieron lugar a finales de la década de los sesenta y comienzos de los setenta, cuando seis naves espaciales llegaron a la Luna, fue posible realizar una observación de primera mano y lograron traer a la Tierra 382 kilos de rocas lunares de ambas caras de la Luna, con el objetivo de comprender mejor su origen. Estas muestras permitieron descubrir muy pronto, que las manchas oscuras que vemos en la Luna están directamente relacionadas con la actividad volcánica y con la composición geológica zona. Por lo tanto, la pregunta que surge es: ¿por qué la composición geológica de los dos lados de la Luna es tan diferente? ¿Por qué del lado visible de la luna hubo actividad volcánica y del lado oscuro, aparentemente, no?

El estudio realizado sugiere que la respuesta puede estar directamente vinculada con una propiedad de los KREEPS. ¿Qué es un KREEP? Se trata de un tipo de roca encontrada en la Luna que está formada por potasio (K), elementos de tierra raras, (REE) y fósforo (P). Se descubrió que este componente geológico hace parte fundamental de las manchas oscuras.

Este hallazgo permite inferir que la Luna podría tener una composición geológica asimétrica, estrechamente relacionada con la manera en la que se formó o, dicho de otra manera, el lado que podemos ver – con hasta un 31% de «marias» vs. apenas un 1 % del lado oculto – contendría mucho más material de la proto-Tierra que la parte más lejana a nuestro planeta.

Afirma Matthieu Laneuville, científico del Earth Life Science Institute en Japón: “Debido a la relativa falta de procesos de erosión, la superficie de la Luna registra eventos geológicos de la historia temprana del Sistema Solar. En particular, las regiones en el lado cercano de la Luna tienen concentraciones de elementos radiactivos como el uranio y el torio a diferencia de cualquier otro lugar del satélite. Comprender el origen de estos enriquecimientos locales de uranio y torio puede ayudar a explicar las primeras etapas de la formación de la Luna y, como una consecuencia, las condiciones en la Tierra primitiva”.


Lado oscuro de la Luna, fotografiado por el Apolo 16.

¿Qué se puede concluir?

Toda la investigación hecha, sugiere que el potasio, el torio y el uranio que forman parte de los KREEPS son radiactivamente inestables, lo que permitiría que algunos de estos se descompongan y terminen convirtiéndose en una fuente de calor. Estas altas temperaturas derretirían las rocas, lo que explicaría el origen de los cráteres de la Luna.

A partir de este estudio, podría establecerse si las formaciones de la cara visible pueden ofrecer información sobre  cómo era la proto-Tierra en sus orígenes, y así tener mayor información de cómo se formó nuestro planeta.

Referencias.

https://science.howstuffworks.com/dark-side-of-moon1.htm
https://www.abc.es/ciencia/abci-nueva-explicacion-misterio-cara-oculta-luna-202006232136_noticia.html
https://www.livescience.com/64663-dark-side-moon-colder-china.html

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