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Siguiendo la linea de publicaciones relacionadas con alimentos y haciendo especial énfasis en el consumo de nutrientes que en exceso generan enfermedad, me di a la tarea de investigar un poco acerca de un tema que me gusta bastante dentro del ámbito de la nutrición. Se trata de las etiquetas o rótulos nutricionales que se ven en los comestibles que adquirimos y que lastimosamente resulta ser información díficil de comprender incluso para profesionales de nutrición en formación.

Hace un par de días le preguntamos a nuestros seguidores de Instagram si entendían los rótulos que se encuentran en la parte trasera de la mayoría de alimentos que compramos y dejamos un ejemplo, los resultados de la encuesta fueron los esperados:

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Más allá de un porcentaje, estos resultados preocupan, ya que no basta con cumplir la normativa para rotulado de productos, sino que se le debe garantizar el derecho a la información al consumidor. Con el actual auge de alimentos ultraprocesados, altos en azúcar, grasas saturadas, sodio, entre otros; nos vemos en la necesidad de exigir que la industria reporte claramente si sus productos son altos en los nutrientes previamente citados.

A este tipo de etiquetas comunes y familiares a nuestros ojos, se les llama Guías de Valores Diarios (GDA, en inglés), el cual es un formato desarrollado en los años 80’s por el Reino Unido en conjunto con las industrias. Este formato tiene el objetivo de mostrar en los productos la información correspondiente al aporte calórico, de macronutrientes (proteína, carbohidratos y grasas) y micronutrientes (hierro, calcio, sodio, etc) normalmente expresados como valores diarios de referencia y basados en porcentajes diarios correspondientes a una dieta de 2000 kilocalorías. Entonces, sumado al hecho de que no entendemos esa maraña de números y porcentajes, ahora tenemos que hacer un cálculo para conocer realmente qué nos estamos comiendo, y eso no es todo, también hay que tener en cuenta que incluso ni siquiera algunos adultos llegan a consumir 2000 kilocalorías diarias. Si bien gobiernos como el de Estados Unidos incluyeron el modelo GDA en la parte posterior de los empaques con el supuesto fin de que el usuario tome decisiones más resposables con su salud, esta medida es insuficente para cuidar al consumidor. Como respuesta a esa falta de entendimiento del etiquetado GDA, surgen alternativas gráficas dentro del etiquetado frontal FOP, que pueden o no combinarse con GDA.

Con el surgimiento de las etiquetas gráficas de contenido nutricional frontal de alimentos (FOP, por sus siglas en inglés), se busca no sólo proveer de información accesible, sencilla de entender y que motive la elección de opciones saludables en el mercado, sino que también motivarían al empresario a reformular sus productos una vez sus ventas se vean disminuidas por la medida. Se trata de una decisión justa, que ahorraría millones de dólares a los sistemas de salud del mundo debido a los costos derivados del tratamiento de enfermedades crónicas (que no tienen cura), como la diabetes. Aunque se sabe que aquellos empaques que ya reportan etiquetado de tipo FOP no necesariamente son del todo saludables, sí se ha encontrado una asociación positiva entre mensajes de alerta y la modificación de la intención de compra.

Las etiquetas tipo FOP presentan información nutricional de diferentes maneras. Consisten en una combinación de un formato sencillo y una posición prominente en frente del paquete, razón por la cual se ha sugerido que estas etiquetas son más visibles que las etiquetas tradicionales que se encuentran detrás de los empaques. Existen diferentes estilos y sistemas de etiquetado nutricional que han emergido durante la última década, estilos que van desde aquellos que detallan nutrientes específicos que sobresalen por encima de la demás información del paquete, hasta simples “logos saludables” que resaltan por ejemplo, virtudes relacionadas con salud cardiovascular.

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En la imagen anterior se presentan ejemplos de etiquetado nutricional frontal. Arriba: Logo canadiense de salud de la Fundación del corazón. Abajo: Semáforo del Reino Unido (saludable en verde, no saludable en rojo y término medio en amarillo). Es obvio que estos avisos constituyen la información necesaria y a la que tienen derecho los consumidores, rótulos que distan en calidad a los que estamos acostumbrados cuando volteamos un empaque y quedamos confundidos con una etiqueta que reporta cantidades en gramos, energía o porcentaje del valor diario equivalente a una dieta diaria de 2.000 kilocalorías. Supremamente confuso, es información que sólo entienden profesionales en Nutrición y Dietética.

Antes de revisar los antecedentes mundiales al respecto, es importante reconocer los tipos de etiquetado nutricional frontal disponibles hasta ahora con su respectiva función, según una revisión de la Universidad de Cambridge:

Sistema de escala interpretativa – nutricional (INRS): Provee información nutricional como guía, pero no de aspectos específicos. Como ejemplo se mencionan los sistemas basados en estrellas, Nutriscore, símbolos semaforizados y logos de salud.

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Sistema de estrellas saludables australiano. Combina el GDA con una escala, entre más estrellas, más saludable el producto. Tomado de: healthstarrating.gov.au

Sistema reductivo: Muestra sólo información sin un juicio, recomendación u opinión específica. El ejemplo por excelencia es el Sistema de Guías de Valores Diarios (GDA) previamente explicado y que normalmente acompaña la parte frontal o trasera del producto.

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Etiqueta que reporta la cantidad por porción de nutrientes a ingerir con base en una dieta de 2000 kilocalorías.

Sistema indicativo evaluativo/resumen: Combina severos criterios para establecer una indicación sobre qué tan saludable es un producto; brindando una opinión, un juicio o recomendación sin información específica adicional. Se clasifican en esta categoría los sistemas basados en estrellas y logos saludables.

Sello mexicano destinado a la identificación de alimentos saludables. Fuente: Manual de Etiquetado Nutrimental de México.

Sistema nutriente – específico: Provee información nutricional para ciertos nutrientes. Están en esta categoría los símbolos semaforizados y de alerta o de “altos en”.

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Etiqueta semaforizada combinada con las GDA. Fuente: Agencia de Normas de Alimentos.

Por las razones mencionadas anteriormente es que diferentes asociaciones médicas y científicas han exigido la implementación del rotulado frontal, pero ¿qué antecedentes hay con respecto a los rótulos FOP de alimentos y cómo estos han impactado las políticas públicas? Demos un vistazo a lo que ha ocurrido desde el año 2012 y hasta el año pasado:

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Durante este 2018, Chile implementará la segunda fase del etiquetado con medidas aún más fuertes para con la industria e Israel fijó la fecha para aplicar los rótulos con las advertencias. El otro año quienes se moverán al respecto serán Australia y Nueva Zelanda quienes reunirán la información y los resultados obtenidos a partir de la implementación del sistema de estrellas ya impuesto; por su parte, nuevamente Chile continuará con medidas cada vez más restrictivas en relación con los límites de aquellos nutrientes críticos. A continuación lo invitamos a que consulte la situación actual de algunos países de América Latina con respecto a las medidas de implementación de etiquetado frontal:

Argentina

A través de su Ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, se ha venido contemplando la implementación de un etiquetado FOP durante este segundo semestre del año. La razón es sencilla, según El Clarín, 6 de cada 10 adultos presentan exceso de peso y en cuanto a los niños, el 30% sufre de sobre peso y el 6% de obesidad. Para Rubinstein, estas cifras los hace primeros en la región.

El mismo medio consultó al Nutricionista Sergio Britos del CEPEA (Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación), quien coincide plenamente en la necesidad de implementar el etiquetado nutricional frontal, pero también es claro en decir que esto se debe realizar de tal manera que se hayan analizado los modelos disponibles y se elija el que se ajuste mejor al país. Esto lo afirma con referencia a un estudio en el cual concluyeron que si se aplica el modelo chileno, el 90% de productos del mercado, llevaría sellos de advertencia, lo que al final reduciría el ‘pool’ de opciones para los compradores.

Al respecto, la industria, tal como en Colombia, presiona y hace lobby para evitar que, según ellos, se satanicen y se eliminen de la dieta los productos considerados no saludables. Es por esto que el Ministro Rubinstein busca concertar entre la academia, la industria y políticos, la decisión que mejor se ajuste a lo que necesita Argentina al respecto.

Se espera entonces que a lo largo de este segundo semestre se llegue a una decisión, en el marco de otros debates que por estos días se dan en Argentina con respecto a la salud, como el del aborto.

Chile

Chile constituye quizás el mayor ejemplo en América, junto con México, si de regulación del etiquetado se refiere. A través de Decretos, Chile ha venido implementando cambios a su política de etiquetado, siendo más estrictos cada vez. Actualmente, el Decreto 13 de 2015 establece los límites para energía, sal, azúcar y grasas saturadas que un alimento puede alcanzar para eximirse del rótulo, que, como suponemos, genera pérdidas económicas a las empresas que deben implementarlo en sus productos. Pero el Decreto va más allá, ya que fija que los productos deben cumplir una cantidad inicial de los nutrientes, una menor a los 2 años y mucho menor a los 3 años; lo cual la hace una medida severa, pero que seguro dará resultados positivos a mediano y largo plazo.

El mismo Decreto establece las características de los hexágonos a incluir en la parte frontal del alimento. El hexágono debe ser negro con bordes y letras blancas que indiquen que es “alto en” determinado nutriente, además debe contener también en letras blancas la frase “Ministerio de Salud”, tal y como se muestra a continuación:

 

La regulación chilena, en el marco de la Ley 20606, también exige a los productos importados reportar en español la información de sus hexágonos y prohibe la creación de piezas publicitarias que incluyan alimentos regulados para menores de 14 años. Medidas que, repito, sientan mal en la industria pero generarán un bien común indiscutible en la población austral.

Con la entrada en funcionamiento de la Ley, algunos empresarios han sentado sus voces de protesta frente a la medida, ya que han tenido que invertir bastante dinero en análisis proximales (químicos) y en modificaciones en su rotulado. Por otro lado, argumentan que existen puntos débiles en la misma, debido a las posibles confusiones derivadas de aquellos productos que son naturalmente altos en ciertos nutrientes o al hecho de que las restricciones se basan en un peso de alimento de 100g. Los últimos motivos claramente pueden ser trabajados para posteriores modificaciones en pro de un mejor entenimiento.

Con todo y los reparos a la Ley, se sabe que entre febrero de 2015 y marzo de 2016, de 8000 productos, 1550 cambiaron su formulación para al menos eliminar un hexágono y producir alimentos un poco más saludables. A hoy, el modelo chileno es un ejemplo mundial, digno de ser replicado alrededor del mundo.

Al respecto, la industria, tal como en Colombia, presiona y hace lobby para evitar que, según ellos, se satanicen y se eliminen de la dieta los productos considerados no saludables. Es por esto que el Ministro Rubinstein busca concertar entre la academia, la industria y políticos, la decisión que mejor se ajuste a lo que necesita Argentina al respecto.

Se espera entonces que a lo largo de este segundo semestre se llegue a una decisión, en el marco de otros debates que por estos días se dan en Argentina con respecto a la salud, como el del aborto.

Colombia

Colombia es un caso especial, debido a que es quizás el país que mayor cantidad de trabas ha puesto con respecto a la regulación de alimentos denominados chatarra. La salud pública – nutricional del país ha recibido dos grandes golpes en los últimos dos años: primero, en la anterior Reforma Tributaria se hundió la propuesta que buscaba gravar las bebidas azucaradas con el fin de recaudar dinero que iría directamente a las arcas del Estado para beneficiar acciones en salud y segundo, hace apenas un par de semanas el Congreso modificó la llamada Ley de la Comida Chatarra, que buscaba, entre otras cosas, incluir un modelo de sellos similares al chileno.

Con respecto a este último punto, uno de los mayores promotores de la Ley, la RedPapaz, consideró que le fue removida el alma a la misma, ya que no se tendrá más en cuenta ese punto en posteriores debates. Según ElEspectador, la Industria ha venido haciendo presencia en las sesiones legislativas del Congreso, haciendo presión y reclamando que un eventual etiquetado frontal con avisos de “alto en” asustaría al consumidor. Lo curioso es que la Industria dice estar a favor de la evidencia científica, pero no parece ser así, ya que en párrafos anteriores hicimos una revisión de estudios actuales al respecto y este tipo de argumentos se viene al piso. Por su parte, la ANDI argumentó que las etiquetas frontales producirían, léalo bien, ANOREXIA Y BULIMIA, increíble, pero cierto.

En resumidas cuentas, el proyecto de Ley contaba con 20 artículos y por presiones continúan sólo 11 en debate. La razón parece simple: el partido del ex senador y ahora presidente de Colombia, Iván Duque, al parecer ha recibido financiación de la industria azucarera en ocasiones pasadas; pues bien, resulta que esta es la bancada que más se ha opuesto a las medidas relacionadas con regulación del azúcar y otros nutrientes críticos en salud pública. Ahora no sólo son mayoría en el Congreso, sino que montaron de presidente al novato que cree que Colombia está cada vez más obesa sólo porque no hace ejercicio, pero no porque es un país que come mal y es sedentario.

Colombia tiene un panorama oscuro por las razones previamente citadas y porque la voz de la ciencia no se escuchará en tanto no haya un cambio político profundo, que privilegie el bien colectivo sobre el individual y atienda llamados de organismos como la Organización Mundial de la Salud.

También es importante destacar que quienes se han hecho cargo de esta lucha eterna ni siquiera pertenecen a escuelas de nutrición del país, lo cual es grave si se tiene en cuenta que no es algo nuevo y que es un tema que compete directamente a los nutricionistas y asociaciones donde se ven representados. ¿Qué pasará en las escuelas de Nutrición y Dietética del país? ¿Falta de interés? o ¿será que la academia también está untada de industria? Sería bueno que pasaran por el Congreso cuando los debates acalorados requieren una contraparte.

Cabe destacar que en Colombia existe un etiquetado frontal, pero de tipo GDA, es decir que sólo pasaron los valores de los nutrientes de las etiquetas a rectángulos visibles, sin tener en cuenta que la gente no los entiende en lo más mínimo. Nos negaron la oportunidad de oro de entender qué comemos y nos mantuvieron la duda sembrada con valores diarios que nadie comprende.

Ecuador

Ecuador también justifica la inclusión de etiquetas claras en sus alimentos con base en las cifras alarmantes que han sido reportadas en su Encuesta de la Situación de Salud y Nutrición (ENSANUT) del año 2012. Esta encuesta reportó que el 8,6% de los niños menores de 5 años presentan exceso de peso, el 30% de los niños en edad escolar (5-11 años), el 26% de los adolescentes (12-19 años) y el 63% de la población adulta vive la misma condición.

Ejemplo de símbolos semaforizados en el etiquetado ecuatoriano. Fuente: Ministerio de Salud Pública de Ecuador.

En ese sentido, Ecuador implementó el etiquetado semaforizado que reporta los nutrientes críticos mencionados a lo largo de esta nota. Pero su política fue más allá y también exige a los alimentos nacionales y extranjeros reportar la presencia de edulcorantes no calóricos; incluir mensajes que desestimulen el consumo de energizantes ricos en cafeína, taurina y/o glucoronolactona; además de advertir la presencia de transgénicos.

Para el rotulado, el Gobierno adoptó la siguiente tabla, con el fin de que los productores se basen en ella para el diseño de sus etiquetas:

Tabla de concentraciones permitidas de grasas, azúcares y sal. Fuente: Ministerio de Salud Pública de Ecuador.

Ecuador entonces se convierte en otro referente para el continente y el mundo, presentando una alternativa semaforizada y clara. A esto se le unen vídeos informativos que pretenden educar a los ciudadanos en torno al uso e interpretación de las etiquetas.

Aunque se vienen haciendo distintas recomendaciones como el no ceder ante presiones de la industria, conformar grupos ciudadanos que defiendan este tipo de políticas y articular este tipo de medidas con otras que la fortalezcan, Ecuador también verá un positivo reflejo de su política en contados años.

México

México, lamentablemente, es uno de los países con mayor prevalencia de exceso de peso en el mundo. Sin embargo, implementó el etiquetado frontal de manera satisfactoria, pero con algunas dudas que surgen a partir del hecho de que es de tipo GDA, ese que no entiende la mayoría de personas. Los esfuerzos por entregarle un etiquetado frontal comprensible a sus ciudadanos llevó al gobierno a la creación de un manual de etiquetado nutrimental que detalla todo al respecto.

En este manual reportan alimentos exentos de la medida, entre los que se encuentran el agua, especias, chicles sin azúcar, vinagres, productos de venta a granel, etc. Este tipo de productos se pueden eximir del rotulado siempre y cuando cumplan con la normatividad vigente, que iremos trabajando a continuación.

Ejemplo de las leyendas que deben usarse en los productos. Fuente: Manual de Etiquetado Nutrimental de México.

Estos mensajes frontales permiten al consumidor asociar la porción que consumirán con la energía y cantidad de nutrientes ingeridos. Veamos ahora cómo se acompañan estos mensajes en la etiqueta frontal:

Iconografía de amplio contraste elegida para acompañar los mensajes de declaración. Fuente: Manual de Etiquetado Nutrimental de México.

Acompañar los mensajes antes vistos con estos logos de colores que contrastan con el fondo son una estrategia útil para el consumidor, ya que les permite identificar rápidamente la cantidad de nutrientes a cuánto equivale. El cliente ya no verá la aburrida tabla de la parte trasera de los alimentos, sino que ahora verá esta especie de rectángulos con colores vivos.

Pero el Manual no sólo se remonta a estos dos ítems, también incluye las dimensiones de las figuras, las palabras a usar y la ubicación en los empaques dependiendo del tipo. Y además decidieron implementar un sello voluntario para aquellos alimentos que sean declarados saludables según la regulación del país (bajo en azúcar, grasas, sodio y calorías), que luce así:

Si bien la iconografía es mucho más clara que la reportada anteriormente, continúa habiendo un sesgo correspondiente a la declaración con base en una dieta de 2000 kilocalorías. Esto se da porque la población en general no tiene clara la cantidad de energía que su cuerpo necesita. Este es un cálculo al que sólo puede llegar el Nutricionista Dietista y del cual dependen múltiples variables. En este caso, el usuario cuenta con la opción de comparar entre productos de diferentes marcas o con la de buscar aquellos alimentos que cuenten con el sello saludable.

Resumen de la declaración de nutrientes en el etiquetado frontal mexicano. Fuente: Consejo Mexicano de la Industria de productos de Consumo (CONMEXICO).

Los detractores de esta medida, sobre todo en países que aún no la adoptan como Colombia, señalan que este tipo de políticas acabarían con los pequeños tenderos. Sin embargo, se encontró que los tenderos vienen quebrando debido a que las grandes cadenas de supermercados los han venido desplazando mediante la oferta de productos a muy bajo precio tipo Oxxo, que tienen músculos financieros mucho más fuertes. De acuerdo con la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes ANPEC, en el año 2014, 25.000 tiendas del país se vieron en la penosa necesidad de cerrar debido a este efecto, dejando sin empleo a 50.000 personas.

Si bien el etiquetado frontal mexicano no es tan sencillo de usar y entender como el chileno, su política contempló el uso de una página web soportada a su vez en una aplicación móvil que explica paso a paso cómo utilizar la calculadora de nutrientes para elegir productos que no se pasen del valor diario recomendado. Esta información está consignada en la página www.checayelige.mx.

La recomendación, como nutricionista, es que cada persona se asesore de un profesional en nutrición para que conozca la cantidad de cada nutriente necesaria para cubrir los requerimientos. Recordemos que estos sistemas están pensados en una base de 2000 kilocalorías pero no todas las personas se encuentran cerca a ese valor diario. Una vez visiten al nutricionista, será más sencillo usar la información de los empaques.

Como en el caso chileno, en un par de años veremos seguramente resultados de un impacto positivo en la salud de los mexicanos, no me cabe la menor duda al respecto.

Sin lugar a dudas el mundo entero necesita de medidas públicas certeras que velen por la promoción de hábitos y estilos de vida más saludables. El etiquetado frontal funciona y en unos años aquellos países que lo implementen con éxito, verán resultados positivos a mediano y largo plazo con respecto a la salud de sus habitantes. Incluso, son esos mismos países que están reportando beneficios, los que meten presión a los demás para que se unan a la propuesta y atiendan las necesidades mundiales en temas de salud pública.

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